EL PAÍS | JUNIO 17 DE 2013
La consola japonesa costará 100 euros menos, pero la americana saldrá respaldada por 17 juegos exclusivos.
PlayStation 4 ha ganado el E3. Ese es el sentir general de la feria, la máquina deSony ha batido a Xbox One de Microsoft antes de empezar a venderse si se atiende a la euforia del público asistente a las presentaciones de las dos consolas durante la feria de videojuegos E3 de Los Ángeles.
Andrew House, el consejero delegado de la división de entretenimiento electrónico de Sony, se puso teatral. Sacó una caja cuadrada e intentó engolar su voz, irremediablemente aguda, para dar empaque al show: “Esta es la próxima gran consola. Costará 399 dólares”.
Hay que recordar que las actuales consolas, de salida, tuvieron un precio rondando los 600 euros, hace ya siete años. Las dos compañías, vendan más o menos, van a sufrir hasta que se rentabilice el aparato con la compra de juegos y complementos. Ahí estará la clave para declarar un ganador final.
El enfoque de lanzamiento de cada una de las dos consolas ha sido muy distinto. Mientras que Sony prestó atención a su catálogo de música y cine, en Microsoft los juegos fueron lo más importante. Destacan el nuevo Forza, de carreras hiperrealistas, Spark, un preciosista mundo donde se pueden crear y compartir escenarios y niveles, así como Ryse, ambientado en la roma imperial. El último en arrancar los aplausos más fuertes fue Halo 5, que se espera para 2014.
A Sony le interesa la polémica. Su situación financiera está deteriorada y necesita ser agresiva. Así se explica que hasta el máximo responsable de los estudios de desarrollo, Shuhei Yoshida, publicase un vídeo mofándose de Microsoft.
Los de Redmond han decidido controlar el mercado de segunda mano de los juegos con una solución basada en el formato digital. El directivo nipón coleccionó miles de visitas en YouTube al explicar cómo es el préstamo de juegos de Sony: “Lo coges, te acercas a tu amigo y se lo das”. Tres sencillos pasos, a diferencia del lío que ha organizado Microsoft.
Las armas de Sony, además de los cien euros de ahorro, se llaman Killzone Shadow Fall, Driveclub, un impactante Infamous: Second Son, el esperado Final Fantasy XV y Kingdom Hearts 3.
La estrategia inicial era que ambas empresas pusieran un sistema de control sobre los juegos revendidos, pero solo Microsoft lo ha mantenido. Su propuesta consiste en la creación de un círculo de 10 amigos y familiares con los que se comparten las compras, aunque el disco se compre en formato físico, automáticamente pasa a la nube. La restricción consiste en que para revender un juego es necesario tener al nuevo dueño entre los contactos en los 30 días anteriores a la transacción.
Al no aplicar este control, Sony se ha ganado el favor de los compradores, aunque después dijeron que contaban con un mecanismo cuya activación dependía de terceros. Una forma de pasar la responsabilidad de poner cerrojo a los creadores de títulos para su máquina.
Ambas máquinas mantienen el soporte físico cuando podrían haber prescindido de él, como ya pasa en la mayoría de los portátiles. Los motivos son varios: poder regalar un juego y usarlo sin demora, por ejemplo, mantener el sistema de tiendas especializadas —en peligro de extinción— y un guiño a los coleccionistas de ediciones especiales y al merchandising.
La lucha entre los modelos actuales, PS3 y Xbox 360, que durante la feria ha sufrido un lifting, no tiene un ganador claro. Ambas han colocado en el mundo entre 70 y 80 millones de unidades.
Microsoft ha adoptado un papel algo más serio, intentando trazar el camino del futuro, aunque le lluevan las críticas por su sistema de conexión obligatoria.
Sin embargo, uno de los puntos que no se ha tenido en cuenta por el aficionado es que en el precio se incluye, además de un mando, el nuevo Kinect, el sensor de movimiento que abre la puerta a simulaciones y narrativas experimentales más allá del mando tradicional; también Skype, para comunicarse por voz con otros jugadores o contactos y Smartglass, aplicación para usar tanto el iPad como otras tabletas Android como una segunda pantalla en juegos.
En Redmond, la Xbox One se ve como una parte más de su ecosistema. De hecho,la plataforma de desarrollo está basada en Windows 8, por lo que se promueve tanto la creación de juegos como de aplicaciones para, por ejemplo, comentar la televisión en tiempo real. En eso aventaja a la Play4. Aunque ambas tienen el mismo reto: que la tableta no les quite aficionados.