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Por  – mar.28, 2013, Marzo 2013

El reguetonero Alberto Stylee saborea la libertad tras cinco meses preso en Colombia por una acusación de tentativa de asesinato y violación a la Ley de Armas que siempre negó y de la que salió airoso gracias a las incongruencias en el testimonio de la víctima y a unos vídeos.

Radicado en Medellín, Colombia, desde hace tres años, Alberto Stylee siente que su vida jamás será igual por el daño que esta experiencia le ha provocado. Sin embargo, permanecerá en suelo colombiano por los incontables guisos que tiene en la música.

Desde la privacidad de la residencia de su madre, Carmen Martínez, en Carolina, donde se crió y a quien no veía desde hace dos años, el exponente reitera en entrevista con Primera Hora que nunca ha sido un hombre de problemas con la justicia, que no posee un arma de fuego y mucho menos tiene enemigos en Puerto Rico ni en Colombia.

Inclusive, explicó que en los años 90, cuando el género era underground, sus tiraeras, conocidas también como guerras líricas, no tuvieron agitaciones mayores como las que sostuvo especialmente con su colega Falo, de quien es amigo.

“Salir de estar preso uno siente una alegría, pero también te daña la vida porque sales a la calle con la persecución, pensando si te están señalando o no te están señalando, y sales pensando en que tienes que velar por tu vida”, revela el intérprete de 38 años de edad.

Pana de los reos

Stylee estuvo en la cárcel Bellavista en Medellín, en la que recibió buen trato por parte de los reos gracias a su fama.

Para su mala suerte, al igual que les ha sucedido a otros colegas suyos, como Arcángel –quien presenció una balacera en una fiesta privada del supuesto narcotraficante “Fritanga” en Colombia–, Alberto Stylee narra que fue a cantar a una fiesta privada de cumpleaños en una finca cuando, de repente, se formó un tiroteo, lo que provocó que él saliera corriendo al temer por su vida y desconocer qué sucedía.

Incrédulo por su acusación

Carlos Alberto Pizarro Martínez, su nombre real, creyó que todo quedó ahí y, al pasar tres meses de ese incidente, para su sorpresa, fue citado por la policía como sospechoso. Pero a las semanas de eso se lo llevaron arrestado al salir del gimnasio que frecuentaba. Fue entonces cuando lo encarcelaron.

“Yo me asusté muchísimo porque no estás en tu país. No tenían pruebas ni de balística. Nunca he tenido arma y nunca he tenido problemas con la justicia. Soy una persona normal, pero de tú coger una pistola y entrarle a tiros a alguien frente a la gente, y en un país que no es el mío, no lo haría ni allá ni acá”, dice.

Víctima de una mentira

Alberto Stylee confiesa que, luego de las investigaciones de la policía colombiana y la de susabogados, aparecieron vídeos de cámaras y testigos. La víctima decía que él estaba el día de los hechos vestido de blanco y sin gorra, y lo cierto era que estaba con gorra y con camisa color negro.

“Él mintió y para mí todo lo que dijo fue mentira y ya el juez tenía duda”, sostiene el exponente al tiempo que indica que “el problema es que allá tú eres culpable hasta que demuestres lo contrario. No me permitieron seguir el caso desde afuera por temor a que me fuera del país”.

En cuanto a su experiencia en la cárcel, cuenta que el recibimiento fue positivo por la comunidad carcelaria, pero temió por su vida por el hacinamiento y por los problemas de salud que eso conlleva en el lugar. De un cupo de 800 personas, había 1,800 y muchos dormían en los baños y el patio.

“En la historia de la música, ¿qué artista ves que saque una pistola y corra a un fanático a tiros? A ninguno, porque eso es como decir: ‘¡Méteme preso!’”, manifiesta sentado en un sofá junto con su madre, que no dejaba de mirarlo con ternura.

“Forrao” de tatuajes

Durante los cinco meses que estuvo ingresado en prisión, se hizo dos tatuajes en su brazo, uno es un ángel de la guarda con características de mujer, que representa a su madre y a su compañeraconsensual Daniela Pérez –conocida en Colombia–, y una rosa que dice “Bella, bella”, como se le dice a la cárcel donde estuvo.

Su madre, emocionada, expresó estar feliz por su hijo tras la agonía que vivió los cinco meses que él estuvo tras las rejas.

“Fue bien difícil porque él estuvo encerrado cinco meses allá y yo estaba llorando acá. No quiero que se vaya”, dice Carmen Martínez, quien lo tongoneó asándole un pernil.

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